
Ayer fue presentado en la Duma rusa un proyecto de ley que señala que debe darse sepultura a los restos del fundador del Estado soviético, aunque deja en manos del Gobierno la decisión sobre el plazo y el lugar del entierro. La iniciativa fue presentada por tres diputados del ultranacionalista Partido Liberal Democrático y otros tantos de la formación oficialista Rusia Unida, que más tarde revocaron sus firmas.
Por su parte, el líder del Partido Comunista de Rusia, Guennadi Ziugánov, cuando conoció la petición, exigió al Consejo de Seguridad adjunto al Kremlin garantías de que la momia de Vladímir Lenin, que se exhibe en el mausoleo de la plaza Roja de Moscú, no será enterrada.
Ziugánov insistió en que la propuesta de enterrar los restos del líder de la Revolución bolchevique, de la que este año se recuerda su centenario, es un "desafío a todos los ciudadanos del país, independientemente de sus colores políticos".
Como es sabido, Lenin no dejó testamento y su viuda, Nadezhda Krúpskaya, se opuso a la exposición del cuerpo de su marido y declaró que éste había expresado su deseo de descansar junto a su madre y hermano en el cementerio Vólkovskoye de San Petersburgo.
Ziugánov presidie hoy la colocación de una ofrenda floral en el mausoleo de Lenin con ocasión del 147º aniversario del nacimiento del líder de la Revolución bolchevique.
El mausoleo reabrió al público el pasado martes tras permanecer cerrado durante dos meses en los que se realizaron trabajos de conservación de la momia. Cada dos años, especialistas del Centro de Biotecnologías dependiente del Instituto de Plantas Aromáticas y Medicinales de la Academia de Ciencias de Rusia efectúan una serie de procedimientos bioquímicos para preservar la momia de Lenin. Los científicos rusos aseguran que gracias a las nuevas tecnologías el cuerpo de Lenin puede ser conservado prácticamente de manera indefinida.
Sin contar las obligadas ausencias para retoques, la momia de Lenin ha permanecido desde el 1 de agosto de 1924 en el mausoleo de la Plaza Roja a excepción de 1.360 días durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue evacuado a Tiumén, en Siberia.
Diversas encuestas señalan que en torno al 60 % de los rusos se pronuncia por dar sepultura al cuerpo del fundador de la Unión Soviética, aunque la mitad de ellos considera que hay que esperar que pase otra generación, a fin de evitar un conflicto social.
Por su parte, el líder del Partido Comunista de Rusia, Guennadi Ziugánov, cuando conoció la petición, exigió al Consejo de Seguridad adjunto al Kremlin garantías de que la momia de Vladímir Lenin, que se exhibe en el mausoleo de la plaza Roja de Moscú, no será enterrada.
Ziugánov insistió en que la propuesta de enterrar los restos del líder de la Revolución bolchevique, de la que este año se recuerda su centenario, es un "desafío a todos los ciudadanos del país, independientemente de sus colores políticos".
Como es sabido, Lenin no dejó testamento y su viuda, Nadezhda Krúpskaya, se opuso a la exposición del cuerpo de su marido y declaró que éste había expresado su deseo de descansar junto a su madre y hermano en el cementerio Vólkovskoye de San Petersburgo.
Ziugánov presidie hoy la colocación de una ofrenda floral en el mausoleo de Lenin con ocasión del 147º aniversario del nacimiento del líder de la Revolución bolchevique.
El mausoleo reabrió al público el pasado martes tras permanecer cerrado durante dos meses en los que se realizaron trabajos de conservación de la momia. Cada dos años, especialistas del Centro de Biotecnologías dependiente del Instituto de Plantas Aromáticas y Medicinales de la Academia de Ciencias de Rusia efectúan una serie de procedimientos bioquímicos para preservar la momia de Lenin. Los científicos rusos aseguran que gracias a las nuevas tecnologías el cuerpo de Lenin puede ser conservado prácticamente de manera indefinida.
Sin contar las obligadas ausencias para retoques, la momia de Lenin ha permanecido desde el 1 de agosto de 1924 en el mausoleo de la Plaza Roja a excepción de 1.360 días durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue evacuado a Tiumén, en Siberia.
Diversas encuestas señalan que en torno al 60 % de los rusos se pronuncia por dar sepultura al cuerpo del fundador de la Unión Soviética, aunque la mitad de ellos considera que hay que esperar que pase otra generación, a fin de evitar un conflicto social.
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