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Revista Adiós

“No hay prueba alguna de que los restos que pueda haber en la tumba de Compostela sean de Santiago"

Publicado: lunes, 27 de febrero de 2017

“No hay prueba alguna de que los restos que pueda haber en la tumba de Compostela sean de Santiago

La invención sobre la misteriosa aparición en Galicia de la tumba del apóstol Santiago Zebedeo, decapitado en Jerusalén, fue forjada durante cuatro siglos por la Iglesia compostelana en un periodo de lucha de poder en el seno de la jerarquía católica y entre monarcas.
Así lo ponen de manifiesto las investigaciones divulgadas esta semana por varios historiadores en un libro titulado "Translating the Relics of St James" (La traslación de las reliquias de Santiago), del Instituto de estudios gallegos Padre Sarmiento, un centro vinculado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Tras la invasión islámica y la disolución del reino visigodo de Toledo en el siglo VIII, los monarcas de Galicia y de Asturias, aislados del resto de la península ibérica, entraron en un período de confrontación, acompañado de rivalidades entre Oviedo y Compostela por albergar una sede episcopal, informa Xavier Barros en una nota de Efe.
En ese contexto tomó forma la narrativa sobre la aparición en el noroeste de Europa de los restos mortales de Jacobo, el hijo mayor de Zebedeo, decapitado en Jerusalén el año 44 por orden de Herodes Agripa, rey de los judíos.
El historiador y medievalista Javier García Turza indica en una investigación sobre la leyenda, que es una "creación intelectual" que comenzó a desarrollarse entre los siglos IX y XII y en la que monarcas y clérigos acodaron "el desarrollo y transmisión de una identidad histórica, cuyo conocimiento comportará reunir piezas del pasado, sea o no real".
La leyenda sobre la evangelización de España por parte de Santiago continúa alimentando un debate entre quienes creen que es una "incontestable verdad" y quienes lo consideran una "completa falsedad", señala García Turza. Sin embargo, pese a ello, no hay prueba alguna de la presencia o la labor evangelizadora de Santiago Zebedeo en la península ibérica o de que los restos que pueda haber en la tumba de la catedral erigida en su honor en Compostela sean suyos. García Turza observa que la leyenda del descubrimiento de la tumba se produce en un contexto de reestructuración de las sedes de los obispos y que "la noticia se propagó rápidamente por el mundo cristiano", aunque con cierta indiferencia entre algunos sectores eclesiásticos y de los monarcas.
"El milagroso descubrimiento convirtió la Iglesia de Santiago en una potencial atracción de primer orden, cuya importancia podría alcanzar el rango de Roma o de los lugares sagrados", indica el historiador que atribuye a Idelfredo de Iria la labor de preparar la tumba y la documentación para acreditar esa invención.
La construcción de la narrativa sobre el transporte del cadáver del mártir desde tierras palestinas requirió "completar los incomprensibles huecos en la literatura y desarrollar una versión de los acontecimientos que permitiera encapsular la vida, muerte y traslado de Santiago a las costas de Galicia", señala García Turza. Entre las razones que se atribuyen a su "traslatio" a Galicia figuran una supuesta petición de Santiago a sus discípulos.
Otra influyente figura que contribuyó a consolidar el culto a la leyenda jacobea fue el primer arzobispo compostelano Diego Gelmírez, que maniobró diplomáticamente en el siglo XII en las disputas entre nobles de Toledo y Braga y consiguió ganar influencia en la Iglesia.
El historiador y medievalista José Miguel Andrade Cernadas apunta que entre los primeros caminantes que acuden a venerar los restos atribuidos a Santiago figuran quejas sobre "la falta de hospitalidad y, en general, el abuso que sufren los peregrinos".
Uno de los textos del "Liber Sancti Iacobi", un manuscrito medieval, menciona que "los peregrinos a Santiago eran engañados por los propietarios de tabernas y hoteles y acosados por prostitutas, que encontraban entre Portomarín y Palas de Rei, y eran víctimas de trucos y trampas de cambiadores de moneda, así como de mentiras por parte de sanadores y vendedores de especias".
El Camino de Santiago logró con la leyenda prevalecer como un sendero de comunicación terrestre entre Oriente y Occidente hasta convertirse en un fenómeno de masas, pese a que probablemente el apóstol nunca salió de esa zona de Oriente Próximo.