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Revista Adiós

Las cenizas de Fidel Castro quedan en una gran roca de Sierra Maestra en el cementerio de Santa Ifigenia

Publicado: domingo, 04 de diciembre de 2016

Las cenizas de Fidel Castro quedan en una gran roca de Sierra Maestra en el cementerio de Santa Ifigenia

Las cenizas de Fidel Castro fueron inhumadas hoy en una ceremonia privada celebrada en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba a la que solo asistieron familiares y algunos líderes políticos extranjeros especialmente cercanos al expresidente cubano.
Las cenizas de Castro han sido depositadas muy cerca de donde están inhumados algunos de los principales nombres de la historia de Cuba, entre ellos el prócer de la patria cubana, José Martí.
El hermano de Fidel Castro y actual presidente cubano, Raúl Castro, fue quien depositó la urna de cedro con las cenizas en un hueco de una roca que, según algunas informaciones, fue traída desde Sierra Maestra.
La piedra, de más de cuatro metros de altura, es similar a la instalada en el Mausoleo del II Frente Oriental, en la montaña de Mícara, donde reposan los restos de Vilma Espín, esposa de Raúl Castro fallecida en 2007.
Alrededor de las 9.00 de la mañana (14.00 GMT), dos horas después de la llegada de los restos al cementerio, el armón que ha transportado las cenizas de Fidel por todo el país salió de Santa Ifigenia, ya vacío, acompañado por varios vehículos.
Hoy se supo que el encargado del protocolo ha sido el teniente coronel José Luis Peraza López, segundo Jefe de Departamento de Preparación de Infantería Física y Ceremonia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Peraza López fue también el encargado de trasladar en 1997 los restos del Ernesto "Che" Guevara de La Habana a su lugar de descanso final, en la ciudad central de Santa Clara.


Las cenizas de Fidel Castro llegaron a su destino final en Santiago de Cuba después de que recorriesen todo el país siguiendo la Carretera Central en sentido inverso al viaje que el líder revolucionario efectuó en 1959 para hacerse con el poder.
 
Un cementerio de 1868
 
Santa Ifigenia, la necrópolis más importante de la capital oriental, fue bautizada con el nombre de una santa de raza negra, como la mayoría de los que viven en la ciudad. El cementerio está entre los más antiguos de la isla y fue inaugurado en febrero de 1868, al noroeste de la urbe santiaguera.
Además de guardar los restos de los lugareños, Santa Ifigenia es reconocido por ser el lugar donde reposan un alto número de próceres y luchadores en las gestas independentistas cubanas contra el dominio español y mártires de la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista.
Sobresalen las tumbas del "Padre de la Patria", Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y el "Titán de Bronce" Antonio Maceo, figura clave de esta y de la "Guerra Necesaria" (1895-1898). Junto a ellos reposan unos 30 generales mambises y Mariana Grajales, matriarca de la familia Maceo y símbolo del valor de la mujer cubana.
Varios compañeros de Fidel han sido enterrados allí, muchos de ellos participantes en el asalto al santiaguero Cuartel Moncada, acción liderada por Castro en 1953, y luchadores clandestinos como los hermanos Josué y Frank País, dos de los máximos jefes del Movimiento 26 de julio. Cuando en una tumba ondean la bandera cubana y la rojinegra de esta organización rebelde comandada por Fidel, allí reposa un guerrillero.
Además, Santa Ifigenia, considerado un museo a cielo abierto, resalta por las obras de arte que adornan las tumbas de luchadores y patricios santiagueros, entre ellos el rico magnate ronero Emilio Bacardí, que yace dentro de una pirámide de mármol negro.
Si se sigue el Sendero de los Trovadores el visitante encontrará además lápidas con nombres importantes de la música como el Pepe Sánchez, Miguel Matamoros, Ñico Saquito y Compay Segundo. Sin embargo, el más conocido entre quienes reposan hasta el momento en el cementerio es José Martí, Héroe Nacional de Cuba y considerado por Fidel Castro el "autor intelectual" de la Revolución Cubana.
El mausoleo del prócer une elementos de la simbología martiana y de la historia del mártir, que vaticinó en sus versos que moriría de "cara al sol" y que descansa con todos los honores y frente a una llama eterna, encendida por Raúl Castro en 2007.