martes, 19 de marzo de 2024
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Revista Adiós

“Casa abandonada” gana la V edición del Concurso “Versos para el Adiós”

Publicado: lunes, 26 de septiembre de 2016

“Casa abandonada” gana la V edición del Concurso “Versos para el Adiós”

El jurado del Concurso “Versos para el Adiós” acordó conceder el premio de la V edición al poema titulado “Casa abandona”, de José Luis García Herrera, destacando “la musicalidad y el fuerte poder evocador de las imágenes que pueblan la composición”.
José Luis García Herrera (Esplugues de Llobregat - Barcelona), 1964. Técnico químico-alimentario. Poeta, narrador y crítico literario. Fue secretario de la Academia Iberoamericana de Poesía en Barcelona y fundador de los premios literarios “Ciutat de Sant Andreu de la Barca”.
Ha publicado 24 libros de poesía. A destacar: Lágrimas de rojo niebla (Premio Villa de Martorell, 1989), La ciudad del agua, Los caballos de la mar no tienen alas (Premio Villa de Benasque, 1999), El guardián de los espejos, Las huellas del viento (Premio Fundación Mª VIlla Berruezo de Tafalla), Mar de Praga (Premio Blas de Otero, 2004), La huella escrita (Premio Mariano Roldán, 2007), Las huellas en el laberinto, Cuaderno de Britania (Premio Juan Alcaide, 2010), Hielo, El lento abandono de la luz en la sombra (Premio Germán Gaudisa de Chiva), La luz del frío y Mares de Hierba (Premio Miguel de Cervantes en Armilla, 2015).
En narrativa ha sido finalista de los premios “Villa de Torrecampo” y “Tierra de Monegros”. Ganador del premio “Villa de San Esteban de Gormaz”.
Sus poemas han sido traducidos al italiano, portugués, francés, euskera y checo.
 
CASA ABANDONADA
 
Hoy recordarte
será como llorar sobre una fuente:
inútil y bellísimo.
Isaac Páez
 
Llegaron todas las voces a la casa abandonada.
El viento, como un mastín voraz y jubiloso,
acorralaba las voces que venían del eco.
En cada rincón dormía un animal del recuerdo,
y al roce de mis manos iban desperezándose
de un larguísimo sueño de muerte y de milenios.
Un hombre necesita una casa para vivir, o morir,
y un tintero de sangre para escribir con furia.
En esta noche de añorados huéspedes
llegan todas las voces que antaño fueron fuego
para decirme que la soledad no es hija del silencio
ni todos los silencios son jinetes de la muerte.
Una casa deshabitada es un laberinto de sombras
donde el viento, jubiloso, baila con fantasmas.