viernes, 29 de marzo de 2024
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Revista Adiós

Lleida

Olius

El cementerio de Olius (Solsana-Cataluña) presenta características  desde un punto de vista medioambiental (lo que incluye también un aspecto sociocultural) que son notables, especialmente en un lugar donde la presencia de Gaudí es más que evidente.
 
De hecho el arquitecto del cementerio no fue Gaudí, sino Bernardí Martorell i Puig (1877-1937) pero la obra aparece como inspirada por el estilo de Gaudí.
 
Bernardí Martorell i Puig es autor de otros edificios religiosos como el Convento de Valldonzella de Barcelona (1916), la iglesia y convento de las Oblatas de Bellesguard (1929), la iglesia de Sant Agustí de Sabadell (1932), etc. y edificios civiles : las Escuelas de Capellades y la bodega de la Cooperativa de Cambrils (1921), Can Montal en Arenys de Mar (1921), la casa de Joaquim Duran i Barraquer en Sitges (1929) etc… La guerra civil española (1936-1939) fue fatídica para Martorell, debido a  que fue encarcelado en el comienzo de la contienda, probablemente debido a sus convicciones religiosas y su trabajo para la Iglesia católica. Murió al año siguiente en 1937.
 
 
En referencia a la primera característica de este cementerio es que fue pensado, dibujado y ejecutado por un arquitecto famoso y que responde a un proyecto bien definido desde un punto de vista ambiental y artístico.
 
Otra característica notable es el lugar donde se construyó el cementerio. Ocupa un espacio donde cayeron una serie de rocas, rodeadas de encinas, el entorno natural prácticamente no se ha visto alterado. Es cierto que las rocas caídas pueden interpretarse como símbolos de vidas caídas: vidas que, antes, estaban de pie pero que ahora, aunque quedan en nuestro mundo, descansan sobre el suelo, junto a la presencia viva de los encinas. Además, la encina está considerada árbol sagrado, como símbolo de fuerza, solidez y longevidad, en diferentes ámbitos religiosos de la antigüedad, consagrada al dios Zeus en Dodona, a Júpiter Capitolino en Roma o a Perun, de la mitología eslava.
Este lugar, no es tan solo un paseo agradable, sino también, debido a sus características naturales, un lugar de meditación, una mezcla de belleza y de tristeza.
 
 
 
 
 
 
Cabe destacar también (otra característica notable), el diseño general y  la arquitectura de las tumbas. La entrada está formada por un arco parabólico típicamente gaudiniano, de una gran sencillez y elegancia. En el interior las tumbas y los panteones en buena parte excavados en las rocas, siguen el sentido ascendente de la montaña. Sobresale un esbelto acopio de pequeñas piedras en forma cónica que culmina en una típica cruz gaudiniana de cuatro ramas, siendo el punto más alto del cementerio. Por todo el recinto encontramos, panteones cortados en la roca, pero también sencillas cruces de hierro forjado o de piedra, y en todas ellas el nombre de las personas enterradas y la fecha de su muerte como únicas inscripciones.
No se encuentran, como en otros cementerios, textos largos grabados, con palabras de la Biblia, recuerdos personales o eventos de la vida del difunto. Eso tiene una significación filosófica muy clara: la muerte es algo de la vida. Aquí descansa por la eternidad un cuerpo. La Cruz recuerda que ahora este cuerpo está protegido. No hay nada más que decir. No hay que añadir algo a la Cruz; por los Cristianos :"Todo está cumplido." (Juan, 19: 30). Por los que no creen en la vida eterna, hay que superar la dolor de la perdida; lo ha dicho Lucrecio: la muerte, solo es un sueño apagado y eterno.  
 
El cementerio de Olius integrado en la naturaleza y el paisaje de su entorno, es un modelo de imaginación, expresividad, libertad, fantasía y una expresión funeraria del arte Modernista popular única en Cataluña y en el mundo.
 
 
 

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