martes, 16 de abril de 2024
Enalta
Revista Adiós

Puerto Real

Cádiz

SOLDADOS EN EL OLVIDO
Combatientes de la Guerra de Cuba enterrados en el cementerio de Puerto Real (Cádiz)
 
El 10 de diciembre del año 1898 se firmaba en París el tratado que ponía fin a la guerra hispano-estadounidense, acuerdo que suponía de hecho la declaración de independencia de la isla de Cuba, así como la entrega de Puerto Rico, Filipinas y Guam a Estados Unidos. Terminaban así años de una penosa contienda entre los independentistas cubanos y el ejército colonial español.
Desde poco antes, ya consumada la derrota, las tropas españolas comenzaron a regresar a la península, convirtiéndose el puerto de Cádiz en su principal lugar de desembarque. Entre los años 1898 y 1899 llegan a la bahía gaditana un total de 36.678 militares procedentes de la contienda cubana, entre ellos 4.305 ingresan en distintos hospitales militares aquejados de diferentes dolencias, la gran mayoría lo harán en la ciudad de Cádiz, un total de 4.073, distribuidos entre el hospital militar, el hospital de San Juan de Dios y en las clínicas de la Candelaria y Santa Catalina, falleciendo 222 de ellos, apenas el 5%. Los afectados por enfermedades más graves fueron de inmediato alejados de la ciudad y del posible contacto con sus habitantes, trasladándose al hospital que se habilitó en el fuerte de San Luis de la isla del Trocadero, al otro lado de la bahía, enclave alejado de todo núcleo de población y que ya había funcionado como lazareto algunos años antes, acogiendo a los enfermos de la epidemia de cólera que sufrió la bahía gaditana en el año 1885.
En el fuerte de San Luis ingresan en aquel tiempo apenas 232 soldados, el menor número de todos los repartidos por los citados centros hospitalarios, pero eran aquellos que presentaban las afecciones más importantes, pues la tasa de mortandad se acercó al 45%, con un total de 104 fallecidos (I), muertes que se produjeron en el corto intervalo de apenas un mes, desde el 2 de noviembre al 6 de diciembre de 1898. (II)
A medida que estos infortunados iban falleciendo eran trasladados al cementerio de San Roque de la villa de Puerto Real para darles cristiana sepultura, municipio donde se situaba el citado baluarte-hospital del Trocadero, siendo enterrados en una fosa común que se dispuso para tal fin.
Durante casi un lustro nada más se supo de ellos. Ni un monumento funerario, ni una simple lápida o una breve inscripción fue emplazada en el lugar donde se dio sepultura a aquel centenar de anónimos soldados.
Algunos años más tarde el clamor del vecindario de Puerto Real se hizo escuchar, exigiendo a su ayuntamiento la construcción sobre la fosa de los militares de un mausoleo que perpetuara su memoria. Todo ello aparece en las páginas de un periódico local, el semanario El Número Tres, una publicación literaria y de noticias, en su edición del 8 de septiembre de 1904, un artículo donde se menciona, textualmente como “gran parte del vecindario levantó su voz para que cumpliendo deberes de humanidad, se colocara en el sagrado lugar que ocupan en el cementerio de la villa los restos de los soldados fallecidos en Fort-Louis, víctimas de la contienda separatista, un mausoleo que perpetuara la memoria de aquellos mártires del deber (…) porque deseamos que las generaciones venideras, vean en aquel mausoleo la lúgubre historia que encierra aquellas cenizas que velan, para que jamás podamos ser tachados de ingrato (III)
Hasta ese momento solo una pequeña cruz señalaba el lugar de esta sepultura, una señal que fue en su día colocada por una distinguida dama, doña María Núñez de Genis, quien junto a doña Luisa Ferrer de Alsazua habían prestado sus generosos cuidados a estos soldados convalecientes en el hospital del fuerte de San Luis, hecho por el cual más tarde serían condecoradas con la Cruz de Beneficencia.
 
Pese a este deseo general del pueblo de Puerto Real y los buenos propósitos de su ayuntamiento, lo cierto es que esta intención de edificar este monumento funerario no se llevará a cabo, aunque este deseo no cayó ni mucho menos en el olvido, siendo retomado algunos años más tarde. Así, en septiembre del año 1922 el ayuntamiento vuelve a acordar la construcción de un sencillo mausoleo para tal fin, para lo cual solicitarán ayuda al Capitán General del Departamento de San Fernando (IV). De este nuevo proyecto incluso se conserva la planimetría de su monumento en el archivo municipal de Puerto Real, obra del aparejador José Pascual, fechado el 25 de agosto del año 1926 (V), aunque tampoco hay constancia cierta de su posterior edificación.
Aún hoy, trascurrido más de un siglo de todo aquello, nada queda de aquel pretendido monumento que honrara la memoria de estos 104 soldados que fueron víctima de la enfermedad y la guerra, siendo ignorado por todos aquellos que pasean por este camposanto el lugar exacto donde se encuentra la fosa que acogió sus inertes cuerpos. Solo algunas breves notas, antiguos documentos o algún empalidecido dibujo de aquel pasado proyecto perpetúan esta casi olvidada historia entre los muros de este cementerio.

 
(I)  NOGUEROLES ALONSO DE LA SIERRA, P. J., RUIZ JIMÉNEZ, M. A. y BURGOS OJEDA, A.: El Casino Gaditano ante las crisis sanitarias del Cádiz decimonónico. Servicio de publicaciones de la Universidad de Cádiz. Cádiz, 1999, p. 117 y ss.
(II) ORDOÑEZ DE LA CALLE, A.: Biografía del Puerto Real de los Reyes Católicos. Texto inédito, pp. 404-405.
(III) Biblioteca Virtual de Andalucía, El Número Tres. Año II, 8 de septiembre de 1904.
(IV)  Archivo Municipal de Puerto Real, L. 2803-0. Carta al Excmo. Capitán Gral. del Departamento de San Fernando. 7 de agosto de 1926.
(V)  Archivo Municipal de Puerto Real, Planero 1-5-7-001/002.
(Informacion y documentación facilitado por el candidato)
 

Revista Adiós Revista Adiós