sábado, 20 de abril de 2024
Enalta
Revista Adiós

Álora

Málaga

Mejor cementerio Historia del Cementerio de Ãlora Sobre la mezquita del castillo se construyÓ la Primitiva Parroquia de Santa Marí­a de la Encarnación, templo que fue el primer lugar de enterramiento de Álora, pues en un documento fechado en 1685, Joseph del Castillo, afirmaba que poseía "capilla y entierro en la Parroquial, con la advocación del Dulce Nombre de Jesús". El segundo espacio ocupado por el cementerio fue junto a la actual Parroquia de Ntra. Sra. de la Encarnación y la primera persona que se inhumó fue inhumado el beneficiado Tomás Estrada Brazas en 1799. El lugar concreto de ubicación fue junto a la puerta lateral del templo que se abría a la calle Benito Suárez (Bermejo), de ahí que popularmente se conozca a este espacio como “El Panteón”. Carlos III en Real Cédula de 1787 que prohibió enterrar en los templos y obligaba a construir cementerios en las afueras de las poblaciones, pero al margen de estas disposiciones legales, la hambruna que padeció Ãlora en 1812 y el gran número de fallecimientos que hubo obligó a habilitar una fosa común a la salida de la calle Ancha, en un paraje conocido como "La Hoyanca", a donde eran conducidos los cadáveres por el sepulturero a lomos de un pollino. La decisión de trasladar el cementerio, como exigía la normativa, a un lugar fuera del casco urbano situado en paraje ventilado, fue en 1818, volviendo a las Torres, más que sobre el castillo, sobre el solar de la antigua iglesia, cuyos restos fueron restaurados entonces para convertirla en capilla del cementerio. Conforme se fue haciendo necesario, el castillo fue ampliando el espacio hasta configurar los cinco patios que integraban el camposanto. El Libro de Defunciones de la Parroquia aporta el dato de la última inhumación que tuvo lugar junto a la Iglesia Parroquial siendo este Juan Reinoso Oviedo, el 24 de julio de 1820, y el primer entierro en el nuevo cementerio correspondió a Juana García, el 3 de agosto del mismo año. Por aquel entonces el cementerio era cuidado por una persona conocida "Pata de Palo". La mayorí­a de los enterramientos tenían lugar en nichos aunque el primero de los panteones familiares que se tiene constancia data de 1889 mausoleo fue reedificado en 1935. Mejor monumento Castillo de Ãlora Las bases del Castillo de Ãlora debieron ser establecidas en algunas de las campañas militares que los omeyas cordobeses llevaban a cabo contra Umar ibn Hafsun en el último cuarto del siglo IX o a principios del X. En un principio la edificación se tratarí­a simplemente de un fuerte con planta cuadrangular, una tipología constructiva que se solí­a utilizar cuando existí­an reductos disidente cercanos (como en este caso sería Bobastro gobernado por Umar ibn Hafsun) y cuyo significado hace referencia a una construcción claramente oficialista y de propaganda del Estado. Por todo ello Ãlora fue adquiriendo un importante valor estratégico para la composición de una verdadera sociedad islámica en la que un progresivo desarrollo demográfico darí­a lugar a interrelaciones tanto económicas como polí­ticas. DESCRIPCIÓN En el Cerro de las Torres han ido dejando sus huellas los diferentes pueblos que a lo largo de la historia pasaron por nuestras tierras, así lo testimonian restos fenicios, el poblado íbero y ciudad romana, visigodos, musulmanes y en último lugar cristianos. El motivo de esta superposición cultural viene dado por su magní­fica posición de observatorio natural sobre toda la comarca, algo que convertía a la fortaleza que se asentaba en su cima, en el siglo XV, en una plaza bastante dura de roer a la hora de ser tomada. Recinto superior Edificado en época califal, ofrece una planta de cuadrado regular en cuyo interior existiría un aljibe y seis torres, una en cada esquina y las restantes en el centro de los lados Noroeste y Sureste; cuatro de dichas torres debieron ser macizas aunque dos de ellas hayan sido perforadas para nichos mortuorios. En cuanto al aparejo utilizado en su fábrica se pueden distinguir dos tipologías: recios sillares colocados a soga y tizón en la base, y sobre estos se desarrolla una fábrica de tapial compuesto de tierra, arena y cal. La zona más destacable de todo el conjunto superior es el sector suroriental debido a la conjunción de dos elementos arquitectónicos de notable valor. Por un lado, tendremos la torre de la puerta de ingreso donde nos encontramos nuevamente en su base recios sillares y tapial en la parte superior. El acceso a través de esta se hace mediante un ingreso en eje acodado de época nazarí, con un arco de herradura ligeramente apuntado que se halla inscrito en un alfiz hundido posiblemente del siglo XIV. El arco contiene gruesos sillares en las jambas hasta la altura de la lénea de imposta y en la parte superior incluyendo las dovelas del arco, sillares rectangulares más pequeños y bastante regulares, colocados en todo momento a soga. La puerta tuvo que contar en su momento con dos hojas de madera que se abrían ya que en su interior posee aún dos quicianelas de piedra. El arco de herradura da paso a una bóveda en cuyo centro vemos un rectángulo con ladrillos dispuestos en opus spicatum (colocados en forma de espina). Una vez pasada esta nos encontraríamos una bóveda baida, también de ladrillos, con mayores dimensiones que la anterior aunque en la actualidad tan sólo quedan los arranques de la misma. Por otro lado, la llamada Torre del Homenaje que es la más elevada de todo este recinto superior y los materiales constructivos empleados son sillares y tapial. Se trata de una torre de grandes dimensiones que aloja en su segundo cuerpo una estancia rectangular en la que se abren además de la puerta, tres vanos con arco de medio punto; el lugar posee cubierta con bóveda esquifada de ladrillos. Según afirma Virgilio Martí­nez Enamorado esta torre principal debía servir como residencia del alcaide de Ãlora, ya que es la única que contaba con aposento adecuada para dicho fin. Recinto exterior El recinto exterior del castillo lo compondría una muralla de la que aún quedan indicios. Dentro de su perímetro se alza airosa la Torre de la Vela con planta cuadrada y dividida en tres cuerpos que van decreciendo en altura a medida que van subiendo. En el segundo cuerpo se conservan las saeteras y en el tercer cuerpo se abren unas ventanas con arco de medio punto. A todo el conjunto lo corona una estructura piramidal de cronologí­a posterior. El lugar inmediatamente anterior a la mencionada torre lo ocuparí­a la mezquita mayor del castillo orientada hacia poniente y compuesta por tres naves. En el costado suroriental del citado lugar de culto musulmán aún quedan huellas de otro aljibe cubierto con bóveda de cañón al que se le añade un tercero situado más a oriente y que aunque se sitúa cronológicamente en época romana se mantuvo en uso hasta el siglo XVII. Por el flanco occidental del Cerro de las Torres, la muralla se prolongarí­a hasta llegar a lo que es hoy la Plaza Baja de la Despedía, pues si atendemos a los escritos de Antonio Bootello, serí­a en este lugar, donde en 1434 el Adelantado de Andalucí­a, Diego Gómez de Ribera cayó muerto a causa de una saeta disparada desde los adarves. La erguida y retorcida calle Postigo, que asciende hacia la fortaleza, es la más antigua de Ãlora pues originariamente en ella estaría situado el postigo del castillo tal y como figura en el Repartimiento de 1486 donde se la menciona como “Postigo de la Fortaleza y Postigo que entra al arrabal de la villa. Con características similares a la anterior la calle Barranco se localizaría dentro del recinto amurallado. A lo largo de las calle Ancha y parte de la del Carril discurriría la muralla. En la primera, las casas de la acera izquierda fueron construidas aprovechando parte de la muralla como tabique de las viviendas, parte de ésta todavía se puede vislumbrar si se observa con detenimiento el entorno. Mientras que en la segunda, las casas de la acera derecha bordearían la muralla oriental que se uniría a la occidental en las faldas del Cerro de las Torres. En el arrabal del castillo existirí­a una segunda mezquita aunque de menor importancia que la anterior que posteriormente en época cristiana se convertiría en ermita dedicada a la advocación de Santa Catalina.
 
 (Informacion y documentación facilitado por el candidato)


 

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