03 de octubre de 2017
La ciudad de los muertos proyecta similitudes socio-espaciales con la ciudad de los vivos. El cementerio de Santa Lastenia, situado al suroeste de Santa Cruz de Tenerife, y denominado así en nombre del primer enterramiento: Mª Lastenia del Pino Rodriguez, fallecida 27 enero 1916, cuenta con 4 entradas. Dos en la parte delantera y dos en la parte trasera; tres de ellas transitables a pie y en coche. El camposanto está dividido en zonas o parcelas denominadas: Patios (en su designación numérica hasta un total de 19 Patios) pórticos, paseos, calles y avenidas. Todos ellos con nombres de flores, ángeles, arcángeles, santos/as y apóstoles.


Tal y como se puede apreciar en el mapa del cementerio de Santa Lastenia, los tipos de segregación territorial que se dan dentro de necrópolis responden a estratificaciones socioeconómicas, así como a factores étnicos, culturales, religiosos, edad (cronología de la vida) y género. Esta segregación conforma espacios, patios y otras zonas o parcelas particulares:
Los Patios 1 y 2: situados justo después de la recepción-administración del cementerio, contienen los panteones de mayor valor arquitectónico y económico del cementerio. Especialmente los Patios 1, 12 y 13, así como el Columbario, guardan también importantes representaciones arquitectónicas y escultóricas.
La mayoría de los panteones son propiedad de familias procedentes de clases altas y medias-altas. También de personas de clases medias, que los han adquirido por herencia o por inversión socio-económica a largo de la vida, como símbolo de obtestación, prestigio y estatus social.
La importancia socio-histórica de los cementerios se tiende a acentuar según el número de descanso de “personajes ilustres”. En el mundo de los vivos, esta acepción está definida básicamente por clases sociales, las profesiones, estatus y posición social. El reconocimiento y recuerdo de las personas se manifiesta, en la ciudad de los vivos, en nombres de calles, monumentos, plazas, etc. Esta similitud se proyecta en la ciudad de los muertos. Santa Lastenia cuenta con el Patio denominado: Panteón de Hijos Ilustres, conocido también por Panteón de Personas Ilustres y Panteón de Hombres Ilustres. (Patio Nº 2, Parcelas: 110 y 112). Difuntos nacidos entre los Siglos XVIII y finales del XIX, cuyos restos óseos fueron trasladados desde el cementerio de San Rafael y San Roque, hace casi 5 décadas. La mayoría de ellos/as proceden de clases sociales altas, o vinculados a los ámbitos de poder, y con alto estatus social y profesional. Ni siquiera en momentos históricos, donde se estimaba la construcción sociocultural de “persona ilustre”, existía la estimación de mujeres bajo esta designación. No aparece este “reconocimiento” para las mujeres ilustres de la época. Esto sucede igual que en el mundo de los vivos, donde el reconocimiento social de las mujeres es menor que el de los hombres, y, de serlo, son más visibilizadas las mujeres procedentes de las clases altas. No obstante, en la ciudad de los muertos, la valoración de las mujeres se desprende y materializa a través del sentimiento del recuerdo. Miles de lápidas conmemoran a las mujeres, en gratitud familiar, por ser las creadoras y dadoras de vida.
El Patio 11: acogió sepultura de “caridad y/o beneficencia” (fallecidos que no son reclamados por los familiares, y personas con falta de recursos económicos) hasta finales de la década de los 90. Actualmente no existe segregación socio-espacial para los aún denominados administrativamente “enterramientos de caridad y/o beneficencia”. Las políticas de protección social y vulnerabilidad económica, aplicadas en la ciudad de los vivos, se manifiestan también en la ciudad de los muertos.
Patios 6 y 10: sepulturas exclusivas para no natos, recién nacidos y bebés. Simbología de vida sin posibilidad de haber sido experimentada; bajo acepciones religiosas sobre la concepción de las almas sin pecado. Ambos patios acogen tumbas sobre tierra, muchas de ellas en formas de cunitas; con lápidas que representan pequeños sarcófagos y ataúdes. Estas tumbas guardan simbología similar a los panteones, y también están bordeadas por murallas de nichos de adultos. El Patio 6 dejó de servir sepultura en la década de los 70. A partir de esta fecha los enterramientos de bebés pasaron al Patio 10, que también dejó de sepultar en 1996. Actualmente estos tipos de enterramientos se realizan indistintamente por todo el cementerio.
Los Patíos Judío, Musulmán: El primero cuenta en el cementerio con un total de 2 parcelas. Los “cementerios” Judíos y Musulmanes están situados en la zona Suroeste de la necrópolis. Y están separados por un pequeño muro que deslinda sendas zonas, y que, simbólicamente, manifiestan las diferencias entre las dos culturas. Las escasas sepulturas (un número de 4 por cada parcela) se sitúan, paralelamente, divididas por el simbólico y fino muro fronterizo: al igual que la vida, la muerte también nos ofrece respuesta. Por su pate, el primer incineramiento hindú tuvo lugar en 1982. Posteriormente (1989), la comunidad hindustánica de Tenerife inauguró, para el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, su propio crematorio. Éste está situado en la zona sur del cementerio, cerca de los actuales Patios Judío y Musulmán. Y actualmente se está construyendo un nuevo pozo de cenizas.
Anteriormente a la fecha de apertura de los patios judíos y musulmán, las sepulturas no católicas, junto con el “resto población civil”, tenían lugar en la “zona de extramuros” del cementerio, situado zona Noreste del mismo, y denominado “Patio Civil”. Espacios que equivale, en la ciudad de los vivos, a los ámbitos de la población en situación de exclusión social (áreas de chabolas).
En la pared derecha de la Capilla principal del cementerio está situada la fosa común de algunos fusilados durante la Guerra Civil Española. En la placa consta la memoria de 19 fusilados: “En su memoria a los 50 años y para que Nunca Jamás se repitan tales hechos”. Al igual que la ciudad de los vivos, la ciudad de los muertos recoge la historia heroica. Los muertos recuerdan a los vivos evitar la barbarie y la muerte a través de las catástrofes humanas.
Actualmente todas las incenerizaciones, independientemente de las creencias religiosas, se realizan en los dos hornos crematorios con los que cuenta la ciudad de los muertos, inaugurados en 1995 y el 2000, y situados cerca del tanatorio (zona Norte en las afueras del cementerio). Desde el 2014, más de la mitad de los cadáveres comenzaron a ser incinerados, hasta llegar a representar hoy día más del 70% frente a los enterramientos. Pareciera como si los muertos, a través de la experiencia de vida, hubiesen decidido, antes que los vivos, romper con las desagregaciones de las clases sociales.