viernes, 19 de abril de 2024
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Revista Adiós

Jose Conde


Abogado y crítico musical.

| Leonard Cohen. In Memoriam

14 de noviembre de 2016

Leonard Cohen. In Memoriam

Los WhattsApp que mi hija Claudia envía desde Nueva York son siempre motivo de alegría. No es el caso del que abrí esta mañana muy pronto, nada más levantarme. Tres palabras, solo tres palabras, desnudas y desgarradoras, no solo acabaron de despertarme, también golpearon duramente en el fondo de muchos de mis sueños, casi todos incubados desde temprana edad: “Murió Leonard Cohen”. Hoy por tanto es un día triste, quizás incluso más triste que el de hace un par de días cuando un estulto psicópata fue aupado para regir los destinos de medio mundo.
Creo que la primera canción de Cohen que escuche, allá por los años 72 o 73 fue “The Partisan” la historia de un guerrillero de la Resistencia francesa en la que el compromiso por la libertad y la muerte están muy presentes. En esta canción dice cosas como “las fronteras son mi prisión” o “el viento sopla entre las tumbas, la libertad pronto vendrá y regresaremos de las sombras”; palabras que en aquellos tiempos negros del franquismo agonizante propulsaban nuestra propia resistencia, al mismo tiempo que nos acercaban a una poesía, militante sí, pero también hermosa; palabras que hoy siguen estando vigentes…
Vinieron otras muchas canciones claro, en las que habitaban el amor, el sexo, el tiempo, la muerte, la belleza, la espiritualidad,… la vida, temáticas que pueblan constante e incansablemente el mundo de Cohen; no se sabía si su voz, esa voz grave pero suave, monocorde como una letanía, oscura pero luminosa, cantaba o hablaba, pero siempre nos envolvía en una especie de halo de verdad, de proximidad y de sentimiento reales y compartibles. Canciones lentas que no se bailaban… se escuchaban.
No sé cuántas veces bajé con Suzanne a su sitio cerca del rio para pasar la noche con ella escuchando pasar a los barcos y tomando té y naranjas que llegaban directamente de China; no sé cuántas veces quise visitar el Chelsea Hotel de Nueva York para comprobar si allí seguía esa extraña y famosa mujer a la que amó, mientras una limusina la esperaba en la calle y que nunca le dijo, entre los abrazos y los besos, si le necesitaba o no le necesitaba.
No es de extrañar la confesada debilidad de Cohen por Federico García Lorca, al que descubrió en su juventud y al que posteriormente homenajeo repetidas veces, poniendo música a algunos de sus versos, o poniendo a su hija como nombre Lorca, o haciendo expreso reconocimiento de su influencia cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias.
Su testamento musical, el reciente disco denominado alegóricamente “You Want it Darker” (lo quieres más oscuro), es atrozmente revelador de que se estaba muriendo, que lo sabía y que lo aceptaba. En él nos habla de la muerte, mejor dicho, Cohen habla directamente a la cara de la muerte, de su propia muerte:
Si tú das las cartas, yo me voy de la partida.
 Si tú eres el que cura, eso quiere decir que estoy cojo y roto.
 Si tuya es la gloria, mía debe ser la vergüenza.
 Lo quieres más oscuro,
 Apagamos la llama”.
 
Y continúa en la misma canción: “Estoy preparado mi Señor…”
 
Nosotros somos los que no estábamos preparados, y su muerte, por más que previsible a los 82 años, nos ha desolado y nos ha hecho ver cuán lejos queda también nuestra juventud, cuando comenzamos a escucharle.
Quizá mi mejor colofón a estas líneas entristecidas sea recordar la estrofa final de otra maravillosa canción, “Bird on the Wire” (pájaro en el alambre):
Como un pájaro en el alambre
Como un borracho en un coro de medianoche
He tratado a mi manera de ser libre”.
 
Que descanse en la misma verdad de todas las incertidumbres que supo anunciarnos, y que nosotros con él empezamos a  descubrir.

Nota de la redacción 
Leonar Cohen fue enterrado el pasado jueves en un ataúd de pino sin adornos, junto a su madre y su padre en el cementerio Shaar Hashomayim de Montreal. Tal y como el dejó dicho.