martes, 23 de abril de 2024
Enalta
Revista Adiós

Dos alas

01 de febrero de 2019

Cuento infantil (+6 años)

Dos alas

Título: Dos alas
Autoras: Bellemo, Cristina/Di Giorgio, Mariachiara
Ed. Combel

 
El señor Guillermo se  encontró una mañana dos  alas a los pies del melocotonero de su jardín. Primero imaginó que alguien las habría perdido; luego pensó que podían habérselas mandado por correo  y, finalmente, se dio cuenta de que habían crecido allí.
Los vecinos veían la nueva planta como una excentricidad más del señor Guillermo que, sin pensarlo mucho, decidió cuidarlas. Pero, ¿cómo se cuidan dos alas? ¿Hay que regarlas?

Este bellísimo álbum nos habla con un lenguaje y unas ilustraciones cargados de poesía de cómo prepararse para el final de la vida. Y no lo hace dando recetas espirituales, ni consejos administrativos o legales, sino
invitándonos a vivir el momento presente con intensidad, abiertos a lo que venga con la certeza de que, si ha surgido, será para algo.

Todo consiste en pasar por la vida y que la vida pase por uno. Vivir con mirada limpia que acepta lo que la vida trae. Porque cuando nos visite la muerte, lo único que tendremos para recibirla es lo que hemos sido. Y buscar respuestas a toda costa, querer saberlo todo, puede ser una gran pérdida de tiempo.

Demasiadas veces nos hacemos a la idea de que vivir es buscar respuestas, y que sin estas la vida pierde sentido. En “Dos alas” las respuestas no son lo importante. Es una propuesta a vivir con la suficiente ingenuidad como para saber acoger el misterio de las pequeñas cosas.
El señor Guillermo busca una solución al misterio de esas alas, prueba con una segunda alternativa... y al final opta por quedarse con ellas y no preguntar más.

Después de cuidar las alas durante un tiempo, el señor Guillermo una mañana se las pone y se va volando mientras canta a la belleza de lo que deja a sus pies. Una despedida hermosa, agradecida y, sobre todo, acorde con la vida que ha llevado.

Porque al final, cómo serán las alas que nazcan en nuestro jardín dependerá directamente de lo que cada uno de nosotros haya sembrado.
 
Escrito por Javier Fonseca